domingo, 13 de mayo de 2007

Mi historia es un cuchillo


Hagamos confesionario.

La verdad, hasta hace un año, yo no iba mucho al teatro. Un par de veces al año. Por lo general a puestas de obras de Oscar Wilde. Y sólo por Wilde. Un día, hace más o menos un año, fui a ver Los mansos. Después fui a ver un par más. Y después me dí cuenta que yo siempre amé el cine, y lo que más amé siempre del cine fue a los actores, y que el teatro eran los actores, ahí, derrochando su magia ante nuestros ojos, sin la mediación de la cámara, el montaje, ni nada. Y no paré más. Ahora voy al teatro prácticamente todos los fines de semana. Me fascina eso que se despliega delante de mis ojos y que no sé muy bien qué es, cómo sucede. Analítica como soy, antes quería desentrañarlo, ahora me fascina justamente porque sé que es algo que escapa completamente al raciocinio. Es algo que se te mete debajo de la piel y te hace cosquillas: te hace vibrar, te eleva, te emociona.

De todas esas obras que ví en este año, hay una a la que ví "algunas" veces más que al resto. Lo sabemos todos pero digámoslo: Los mansos, 6 (sí, sí, "mi nombre es Anabella y sos mansosadicta"). La primera vez quise analizar la estructura y la mar en coche. No. Eso no se hace. (Dicen que la primera vez nunca es buena). A partir de la segunda, me dejé llevar. Y viajé a la vez muy lejos y muy para adentro en cada una de las ocasiones. Descubriendo siempre algo nuevo en la obra y también en mí. Claro, ahora lo que me pasa es que cito fragmentos a mis amigos que aunque la hayan visto no entienden de qué hablo y me miran como si estuviera loca (¡cuando es taaan claro que no lo estoy!).

Estoy con intenciones de hacer una nota sobre blogs que registran el proceso de creación artística y, por esa razón, ando revisando el de Los mansos. Y me encontré con mi parte favorita de la obra, el monólogo de Nastasia. Se lo escuché muchas veces a María Inés Sancerni, y una a Mirta Bogdasarian. Me debo a Stella Galazzi, porque este año aún no fui a verla (y no aguanto más... que me voy el viernes eeeehhhh!!!!). Leerlo no tiene la misma fuerza que escuchárselo a ellas dentro del contexto de la obra, pero igual me parece algo hermoso para compartir.

Y ahí les va:

Cuando nací la nena se había muerto. Y yo nací porque ella se murió. La nena era hija de mis padres. La primera. Murió agarradita de los fierros de los médicos. Fórceps. La cabecita aplastada y el cuerpito menudito, menudito. La enterraron en el jardín: cerca del rosal. El cuerpito de la nena hizo crecer el rosal. Tenía forma de fórceps el rosal.


Pausa.


El hombre que amé se fue abriéndose la cabeza de un tiro: manchó los libros con su sangre. Me despedí para siempre del amor cuando aquel tiro estalló en la cavidad de su boca. La boca que yo besé. El hombre que amé se llamaba León.


Pausa.


Cuando supe del amor, el destino me dio la furia y la sangre de León. Fui mansa. Hasta aquel beso que reventó en mi boca.


Pausa.


Muerte y más muerte.


Pausa.


Muerte y más muerte.


Pausa.


No entiendo.


Pausa.


Muerte y más muerte.


Pausa.


Las de otros.No la mía.


Pausa.


Mi historia es un cuchillo.


Silencio largo.


Esto está escrito por Alejandro Tantanian. Es de Los mansos. La pueden ver todos los viernes a las 23:30 en El Camarín de las Musas. Lo tomé prestado de su blog: http://losmansos.blogspot.com/

2 comentarios:

caja_de_zapatos dijo...

Mi historia es un cuchillo
me acuerdo de tu explicación
aunque te rias de mí
sabes que me gusta escuchar lo que captaste de la obra.
Me llama la atención escuchar varias opiniones.
El debate post teatro es genial
y si, creo que sos muy inteligente como ya sabes quien...
jajaja

antes_del_anochecer dijo...

Igual, la que te tiré el otro día en el bondi fue "el idiota es el cuchillo", y después nombré "mi historia es un cuchillo" para contextualizar y aaayyy!!!! quiero ver Los mansos de nuevo ya!!!!!

Jajajajajaja! Yo soy re brutita!!! Y "ya sabés quien"... no creo que sea taaaaaan taaaaaaaan como vos lo imaginás, pobrecito...