lunes, 25 de junio de 2007

Temporarily unavailable

mi historia es un cuchillo

domingo, 10 de junio de 2007

Tarrío Miyagi

Hoy le robo al blog de Súper (http://superlapelicula.blogspot.com/), pero ni siquiera me robo un post sino un comentario, que dice lo siguiente:

"lo peor que se puede hacer con un colectivo es esperarlo. así no llega nunca. hay que aflojar la mirada de la esquina, pequeño saltamontes."

Me mató. La sabiduría de la frase me dió vuelta la cara como una cachetada de Arnaldo André.

Yo siempre sostuve que este Tarrío es un genio.

(De paso, les promociono la nota que escribí sobre este blog y otros en http://www.alrededoresweb.com.ar/)

sábado, 9 de junio de 2007

Anabella Catrasca, la gorda catástrofe

Yo inspiré a Murphy.

Todo lo que me puede salir mal, siempre me sale peor.

Mátenme y acabemos con esta farsa.

jueves, 7 de junio de 2007

All farewells should be sudden


No tengo tiempo de escribir y, tal vez más que nada, no puedo hacerlo. No puedo en el sentido específico de afrontar la escritura de este texto.
Algún jueves a las 8 de la noche, allá por el 2000, me senté a mirar el primer capítulo de una serie. Yo por aquel entonces no sabía que iba a hablar de mí, a mí, por mí, para mí. Que iba a ser mía. Lo descubrí, claro, unos minutos después. Me enamoré (mucho, enfermizamente, del chico del jopo chocolate, la campera con el cuello levantado y el libro de Tom Wolfe en la mano, la cita a Hemingway siempre en la punta de la lengua). Me ví en esa pantalla infinidad de veces. El timing con Rory era siempre cronometrado: nos pasaba lo mismo en el mismo momento. Cada vez que creía que estaba loca, o había cosas que sólo me pasaban a mí, bastaba con sentarme el jueves a las 8 (o 9, pasó por los dos horarios) para saber que no estaba loca ni estaba sola. Me quise ver en Lorelai, una y otra vez; nunca lo logré. Ella siempre fue más que yo y todos los demás juntos.
La boluda llora!!!!!!!!!!!!!!! Termina una serie y la boluda llora!!!!!!!!! Aunque no tanto como en el capítulo de graduación de Chilton; no importa cuántas veces lo vea, cada vez que escucho el discurso lloro. Yo estoy ahí siempre. Y ellas están acá siempre.
Es una serie y la boluda llora.
Los que me conocen saben que es muchísimo más que una serie.
Me voy a seguir llorando en paz.


PD: El título del post es de la tapa del simple de History, de The Verve. Uno de mis temas favoritos, y siempre amé esa frase. Tanto que hice una fotocopia ampliada de la tapa y la pegué en mi habitación. Siempre me generó una sensación muy extraña, muy incierta... "all farewells should be sudden"... hasta algunos años después no supe que, en mi vida, all farewells would be sudden.

El colmo

Empecé teatro para no ir al psicólogo.

Y todos los miércoles en la clase de teatro me sugieren que vaya al psicólogo.

Típico.

Soy grossa.

Lo sé.

domingo, 3 de junio de 2007

Para Lanata que lo mira por TV


Acá una crítica al libro, que no está en la edición impresa: http://www.revistasudestada.com.ar/web06/article.php3?id_article=404


Y acá un fragmento de la nota de tapa, completa en la edición impresa: http://www.revistasudestada.com.ar/web06/article.php3?id_article=402


La historia que Lanata eligió no contarte.

sábado, 2 de junio de 2007

Cuestionario

Sábado a la noche. Llamé para cancelar mis entradas para Cancionero rojo, la obra de Lorena Vega con Lila Monti y Darío Levin por miedo a morir de una recaída en la gripe. Una cagada, porque era estreno y función de prensa. En fin, quedarán para el otro sábado -no el que viene, porque el que viene estrena Binetti y es el cumple de Marianita.
Entonces como me quedé en casa y acabo de enterarme que el lunes empiezo a trabajar como la gente normal que tiene un horario y un sueldo y esas cosas, me robé un cuestionario de un blog de Tantanian (cuando uno va a robar tiene que hacerlo con estilo) y me lo contesté. Porque ahora que voy a trabajar en algo para lo que no estudié, me pareció bueno alimentar la bipolaridad.

Preguntas

¿Qué desayunás?
Café o té (depende del estado estomacal) con galletitas dulces o facturas o torta.

¿Cuál es tu color preferido?
Gris o violeta o naranja o yoquésé.

¿Quién te lastimó?
La muerte (según el post anterior)

¿Qué te irrita?
A veces, todo. Yo misma.

¿Cuál es la estación del año que preferís?
Primavera.

¿Y la de subte?
Callao de la B… o Medrano.

¿Cuál es tu nombre?
Anabella.

¿En qué día de la semana naciste?
No lo sé.

¿Qué nombre te gustaría tener si fueras hombre?
Supuestamente iba a ser Javier Eduardo. Según otra historia, contada por la misma persona y de modo casi simultáneo, iba a ser Diego, por Maradona que, por entonces, jugaba el Mundial juvenil –y a quien yo no aguanto.

¿Qué flor te gusta?
No lo sé, no me gustan demasiado. A mí mamá le gustaban los jazmines.

¿Cómo definirías -en tres adjetivos- cómo te ven los demás?
Cerebral, loca, obsesiva.

¿Qué te da miedo?
Que las cosas cambien y/o se terminen.

¿Qué ciudad del mundo te gustaría conocer?
Montevideo (cáguense de risa)

¿Cómo se llama tu mejor amiga?
Opa!... ¿Campy?

¿Fuiste infiel alguna vez?
Jajajaja, ¡¿a quién?!

¿Tenés tatuajes?
No.

¿Qué te tatuarías?
No me gustan los tatuajes, son algo muy definitivo.

¿Le tenés rencor a alguien?
A la muerte (porque la mina, claramente, estaba obsesionada con el tema).

¿Qué cambiarías de tu vida si fueras al pasado?
Esa muerte.

¿Cuál es tu color favorito?
¿Otra vez? ¿Por qué?

¿Qué querías ser de chiquito cuando fueras grande?
Periodista.

¿Cuál es tu comida favorita?
Pizza.

¿A qué planeta viajarías?
Melmak.

¿Te detuvo la policía alguna vez?
No.

¿Qué enfermedad tuviste?
Todas.

¿Qué te da envidia?
La gente a la que todo le chupa un huevo. O la que es muy extrovertida y caradura. O los que saben mucho más que yo, que son bastantes. O a los que todavía la vida no los sacudió a machetazos. O los que pueden vivir de lo que les gusta. O los que son muy talentosos. En realidad, todo lo que acabo de decir no lo “envidio”, sino que lo “admiro”.

¿Extrañas a alguien?
A mi mamá.

¿Cuál es la persona más importante en tu vida?
Ella, y mi viejo.

¿Te drogaste alguna vez?
No.

¿Por qué?
Ni idea.

¿Cuál es la parte de tu cuerpo que más detestás?
Los cachetes… y la napia.

¿Qué hay debajo de tu cama?
Otra cama con un colchón con dibujos de bomberitos.

¿Crees que los demás te conocen?
No.

Si fueras un país, ¿cuál serías?
Inglaterra: fría, pero educada y correcta (y si fuera al psicólogo trataría esta respuesta, porque yo me odio y ese es el lugar que más me gusta)

¿Tenés un secreto que nunca le dijiste a nadie?
Puede ser, pero no es secreto.

¿Qué te hace llorar?
Todo.

¿Tenés miedo de morirte?
Obvio.

¿Qué te hace sentir triste?
Todo.

¿Existe algo que podrías hacer pero que no hacés y no sabés por qué?
Un millón de cosas.

¿Sos feliz?
Plenamente, lo dudo, y, al mismo tiempo, las cosas más pequeñas e insignificantes me llenan de felicidad, así que acá va un “ni”.

¿Cómo te llaman?
Anabella, Ann, Ana, Ani, Anita.

¿Te enamorás fácil?
No.

¿Sos fácil?
Menos.

¿Leés?
Mucho.

¿Cuándo y cómo?
Todo el tiempo. Sentada, acostada, parada, en casa, en el tren, en el subte.

¿Quién te mimó?
¿Mis mascotas?

¿Qué característica de la gente te resulta insoportable?
La hipocresía.

¿Cómo tomás el café?
Solo.

¿Sabés a qué hora naciste?
No.

¿A qué hora naciste?
Te acabo de decir que no lo sé.

¿Traerías un hijo al mundo?
Capaz, pero estoy a años luz de eso.

¿Creés en Dios?
No.

¿Leíste la Biblia alguna vez?
No.

¿Te arrepentís?
¿De qué, de no leer la Biblia?

¿Te irías del país?
Te digo que sí y, al mismo tiempo, no puedo irme del barrio.

¿Por qué?
¿Por qué me iría o por qué no puedo irme?

¿Qué te produce el llanto de otra persona?
Incomodidad, por impotencia.

...

Ser feliz hasta los 23 no está nada mal. Conocer la paz, la mansa alegría de una cotidianidad llena de sonrisas y despreocupación. El sosiego de la inquebrantable presencia del pilar que te sostiene. Esa cosa que mi Noel dio en llamar wonderwall. Reír –o no. Pasar el tiempo. Saber que hay alguien que te conoce de veras, te quiere de veras, te espera de veras cada mañana, cada noche, cada día. Volver a casa y que ese lugar sea un templo de armonía. Mirar una película al son de la música de las mandíbulas masticando pochoclo de microondas, chocolate, gomitas. Compartir todo y compartir los guiños. Chistes para entendidos que alguien entienda (imposible empezar a correr sin disparar un “Corre, Forrest, corre”). Ser feliz. Incluso sin darse cuenta. Uno se acostumbra a la armonía y la da por sentada hasta que algo viene a quebrarla.
Hay quienes escriben con valentía sobre la muerte. Con curiosidad. Con provocación. Con respeto. Hay un consenso en creer que es imposible conocerla, verle la cara, porque una vez que lo hacemos no volvemos. Algo de verdad hay. Aunque yo le veo la cara todos los días. La muerte se presenta ante nosotros no sólo cuando viene a buscarnos. No sé cómo será morirse uno, irse, partir, y no estar más acá (acá, atrás del teclado de la computadora). Pero sé cómo es cuando se mueren las personas que querés. Y es morirte un poco (demasiado). Morirte un poco ese día y un poco cada uno de los días que le siguen. Hasta que parece que ya no queda nada, te secaste del todo, estás acá (atrás de las teclas) pero en realidad no, o tal vez quien está no sos vos. No, claramente se trata de otra persona. Te buscás pero no podés encontrarte. Ya no queda nada de los otros 23 años. Todo es oscuro, árido, áspero, seco. No te odiás porque no tenés la fuerza. Odiás la muerte, eso sí. No la respetás ni la provocás ni te despierta curiosidad y mucho menos respeto. Te persigue, todos los días. Adquiere las formas más variadas, más asquerosas, más maléficas. Temés a lo que viene, no cuando te mueras vos (te cuesta pensar esa muerte), sino cuando la muerte sea la de los otros. Pero le temés aún más al prefacio de la muerte. Cuando el otro se te desliza entre los dedos y vos lo ves irse y no podés hacer nada por retenerlo. Es como si te clavaran puñales uno tras otro tras otro, hasta que es posible ver a través de los agujeros que recubren tu cuerpo.
Y uno quiere vivir todo, pronto, ahora, ya, no hay mañana, la luz se asoma por la ventana quiero salir y respirar el aire fresco y volar y crecer y sentir y hacer y mirar y oler y correr – quieroquelamuertenoimporte.
Quieroquesevayaborrarlahundirlamorderlahacerquemiresucarayseasquee.
Quiero sacarme la careta y ponerme una nueva. No quiero mostrar lo que hay adentro. No quiero incomodar a nadie. Quiero una careta nueva porque esta está gastada y ya se puede espiar para adentro. Quiero no sentir nada y que la piel se ponga dura y fuerte, llena de cayos que ya no duelan; una piel curtida por el sabor horrible del sinsabor (consabor) de la muerte.
Quiero una careta nueva y una piel nueva ahora. Antes que todos crean que estoy loca. O que todos puedan ver en mí todas mis muertes y se den cuenta que no estoy viva, que ya estoy muerta, que me morí un millón de veces.